Problemática social
Los hechos se pueden relatar gracias a la experiencia y a la memoria; un basto mar de palabras transmiten parte de mi historia, aun no reconocida como ciudadana, pero si como persona, ser social o habitante de una sociedad.
He sido residente del Barrio San Martin parte baja, más específicamente comuna 9 hace 16 años, 5 generaciones filiales han crecido dentro del mismo. Mi bisabuela materna llegó de un pueblo a habitar la ciudad de Bucaramanga hacia los años 80. Los primeros años se asentó en un peñasco, habito allí soportando condiciones de humedad, frio, falta de muebles y acceso a servicios básicos. Pronto el gobierno obligo a estos invasores a mudarse a una zona menos riesgosa y que contara con mínima garantía de protección por parte del estado, en esta nueva tierra cimento las bases de su vivienda pese a la carencia de auxilio y recursos(materiales). Tenía 5 hijos para ese tiempo, con esfuerzo y trabajo honrado logro un punto de inflexión que le permitió empezar a invertir en su hogar. Gracias a esta matriarca hoy en día tenemos uno de los bienes mas preciados para la familia, una casa de 3 pisos, es una historia que me inspira; los desafíos y anécdotas no se cuentan con los dedos de la mano, pero he intentado dejar en ese breve resumen el legado del que ahora soy parte.
Reinaldo Antonio Rodriguez, hijo de mi bisabuela (mi tío) gozo del derecho a ser elegido como presidente de la comunidad hacia los años 90. Me ha contado como desempeño su cargo: como delegado del pueblo se relacionaba con los habitantes, conocía sus necesidades y los apoyaba atraves de acciones y presupuesto que tenia a su alcance. Aunque, desde hace ya un largo periodo no hace parte de este gremio que hace juntas comunales o tienen como tarea ayudar a los habitantes del barrio, he aprendido de el y del compromiso social que tenemos, a sabiendas de que recibimos lo que cosechamos.
Este es un barrio popular, temido por las famosas "ollas (trafican droga)", y los intentos de sicariato que se hacían tiempo atrás. Creo que, aunque crecí oyendo disparos, gritos y siendo testigo de las constantes riñas entre ñeros o personas, sigo temiendo a las desgraciadas consecuencias que trae el uso de armas de fuego. Los drogadictos e indigentes que pululan, han sido para mí un fuerte referente para que al momento de tomar desiciones, sean críticas, porque no quiero terminar cargando una vida que este sumida en el caos y la miseria. Mi intención no es denigrar a alguien por su condición, tomo como ejemplo la vida superficial que veo en los indigentes o personas que habitan las calles, para recordarme que no hay prueba por más grande que sea, imposible de superar. Conozco la historia de dos indigentes, uno de ellos se puede decir que es casi un allegado (hermano del exesposo de una prima) fue adoptado, pero a pesar de ello gozo de una infancia agradable, creció jugando por las calles del barrio; aunque su familia no era acomodada, no se vio obligado a probar la droga, lo hizo voluntariamente. Por supuesto desconocemos las causas de su decisión y ahora es despreciado por muchas personas, rechazado por su aspecto físico, por las palabras ofensivas que ocasiona su consumo… lo escuche llorando hace poco y entre llanto decía "mamá", al parecer su mama estaba viviendo una situación de salud complicada, me dolió porque es un ser humano, sensible, que lastimosamente no ha querido ver el rostro de Dios.